La Ronda del Mate; Metáfora de las Prácticas Narrativas

Comunitarias Contemporáneas.

La ronda del mate tiene un lugar protagónico en la cultura de la Cuenca del Plata. Según cuentan los historiadores la heredamos de los guaraníes, que descubrieron la planta de yerba e inventaron la infusión mucho antes de la llegada de los conquistadores. La palabra yerba proviene del guaraní Caa que significa planta o selva. Para este pueblo,era, más que nada, un regalo del Dios Tupá.

Cuentan en una de sus leyendas que había una india muy hermosa, llamada Yari, que se quedó en la selva misionera a cuidar de su padre cuando éste ya anciano y ciego no pudo seguir más a la tribu. Un día, un peregrino llegó a la morada de Yarí. Ella cocino para él y le brindó un lugar confortable para pasar la noche. El peregrino era el mismo dios Tupá, el dios supremo de los guaraníes. A la mañana siguiente, Tupá le obsequió una nueva planta en agradecimiento por su hospitalidad y le enseñó a preparar una infusión con sus hojas. Ello atenuaría la soledad de Yarí y de su padre en la selva.

Así es que el uso de la planta no sólo se sustentaría únicamente en sus propiedades alimenticias y terapéuticas, sino que se consideraría, de allí en más, elemento simbólico, objeto de culto y de intercambio con otros pueblos. La infusión se compartía con desinterés, como un modo de acoger al otro en el seno de la propia cultura con respeto, alegría y solidaridad. No se actuaba esperando un beneficio personal.

Los guaraníes se regían por una cosmovisión expresada en lo que ellos llamaban tekó,esto es, «modo de ser y estar, sistema, costumbre, hábito», cuyo significado aludía a lo que llamamos hoy cultura. Lo más inspirador de ese modo de ser y estar era el principio de reciprocidad, fundamento de su economía y de los vínculos sociales-comunitarios quela constituían, al que ellos referían con la palabra jopói: manos abiertas uno para otro.

Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que este gesto que se materializaba en la disposición con la que compartían aquella infusión, llega a la ronda del mate de nuestros días con total vigencia y vigor.

Con la llegada de los españoles esta costumbre se extendió. Los Jesuitas introdujeron el cultivó en las reducciones o misiones jesuíticas guaraníes y la yerba mate se popularizó.

Se pudo reconstruir, gracias a los relatos de los forasteros que exploraban estas tierras que a mediados del siglo XIX el mate ya atravesaba todas las clases sociales, unía e igualaba: sus bondades eran reconocidas por ricos, pobres, amos, esclavos, nativos, españoles, hombres, mujeres, jóvenes y ancianos.

El mate se transformó en una de las tradiciones que, como pocas, se mantiene inalterada desde hace siglos en la región y constituye un elemento sustancial en la construcción de su identidad cultural.

Es sabido que la identidad se construye en el seno de las relaciones sociales. En Argentina, la ronda del mate funciona casi como primera red social, uno de los primeros hábitos colectivos sustentadores de identidad.

La ronda es heredera de la tradición de encontrarse en torno al fuego sagrado, del ritual ancestral, como forma de mitigar la sensación de soledad ancestral que el hombre del litoral vivía en las grandes extensiones de tierra desoladas. Este ritual ancestral entra en las corrientes sanguíneas de la cultura popular del Sur de Latinoamérica partiendo de un sentido de soledad en la inmensidad de las extensiones del territorio hacia   un encuentro de comunión Consigo Mismo y con  El Otro .

Las prácticas narrativas contemporáneas apuntan a recrear aquellas condiciones en las que es posible que advengan identidades que se sirvan de la camaradería, el respeto y la reciprocidad. Propone una actitud existencial muy concreta sin la mediación de la interpretación. Los protagonistas se acompañan, se escuchan, comparten sus relatos y reconstruyen sus narrativas. A veces permanecen quietos, en silencio. Al estar en sintonía con el mundo, con el otro, ya no se sienten solos*.

En la ronda del mate como dice Levinas El Otro es como un infinito, el otro no es mi necesidad de conocerlo e interpretarlo sino de aceptar tal como se me presenta como ser infinito de conocimiento. Aquí también estaríamos viendo el concepto de Presente ampliado de Gumbrebrecht este plantea que son los cuerpos los que hablan, son los sentidos lo que dicen y las palabras acompañan las sensaciones de estar con el otro, siendo esta LA RONDA DEL MATE.

**(Gumbrecht: To be quiet/To be in sync).

Emanuel Levinas el otro como infinito

Autores

Josep Dolz Seguí

Equipo Encuentros Prácticas Narrativas

Mónica Graciela Lajous Cabrera

Viviana Gabriela Pereira

Susana Eskenazi

María Cecilia Maciel

Mercedes Sassano

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