Los Dioses de la Luz – La Leyenda

El aprendizaje en "Encuentros, Prácticas Narrativas"

Hace muchísimos años, antes que descubrieran el fuego, los mapuches vivían en grutas en las montañas, siempre atemorizados ante el peligro de erupciones volcánicas y de los desastres naturales.
Los mapuches creían que sus divinidades y demonios eran luminosos, que el Sol y la Luna eran dioses buenos, portadores de vida y que sus ancestros vivían en la bóveda del cielo, encarnándose en las estrellas.

En una de estas grutas vivía Caleu, un hombre que vio en el cielo una enorme y luminosa estrella con una gran cabellera dorada; no se lo comentó a nadie pues no sabía interpretar su significado.
Cuando llegaba el fin del verano, las mujeres de la comunidad treparon la montaña para buscar frutos en el bosque con los que alimentarse en el otoño y el invierno. Llevaban canastos tejidos con enredaderas, hablaban y reían mientras recogían piñones y avellanas.

Al caer la noche se escondieron en una gruta, desde allí vieron la estrella con la cabellera dorada en el firmamento, e interpretaron que traía un mensaje de sus ancestros que debían escuchar. Inmediatamente la tierra comenzó a temblar y, con ella, una lluvia de piedras que al chocar echaban chispas. Una chispa cayó sobre un leño seco y comenzó a arder. Las mujeres se tranquilizaron al ver la luz. Esa noche, descubrieron que con el pedernal se podía hacer fuego para alumbrarse, calentarse, cocer los alimentos, y conversar.

Esta leyenda es buena alegoría para pensar las circunstancias de aprendizaje en el Diplomado de “Encuentros, Prácticas Narrativas”, pues al igual que aquellas mujeres, los participantes emprenden un camino en búsqueda del conocimiento y en el mismo han de sortear una serie de obstáculos que

resuelven juntos, para luego poder compartir los beneficios con su comunidad.
El Diplomado de “Encuentros, Prácticas Narrativas” busca recrear aquellas condiciones, en las que, en torno al fuego sagrado, los significados se deconstruyen y reconstruyen hasta perderles el miedo.

Versión inspirada en la recopilación realizada por Bertha Koessler

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